El amor hace nuevo el sentido del humor.
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Que la vieja caballería no haya muerto en vano.
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Donde hay fealdad siempre hay alguna forma de desarraigo.
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Dios tiene una idea profundamente optimista del ser humano.
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Cada día es la isla del tesoro.
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La belleza de las cosas está también en la belleza de las palabras con las que las nombramos.
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Si de algo no depende la existencia de Dios es precisamente de lo que cada uno crea.
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La belleza requiere humildad.
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Como los griegos de la Anábasis, que gritaban desde lo alto de la colina: “¡El mar! ¡El mar!”, sentimos que regresamos a casa el primer día de verano que volvemos a bañarnos en el mar. “Por fin, habían llegado a su patria. El mar era el hogar del griego”, dice Edith Hamilton.
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El ruido y la ausencia de estrellas son las dos primeras cosas que llaman la atención de Dante en el infierno.
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Manners makyth moon.
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Prefiero descubrir el Mediterráneo con los ojos de un niño que haber visto todos los mares con los ojos de un experto.
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La belleza es patrimonio del bien. A lo más que puede aspirar el diablo es al glamur.
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La politización de absolutamente todo no sólo siembra la semilla de la discordia en la sociedad, sino que también nos impide ver más allá de nuestras narices, porque, como la madrastra del cuento que se mira sin descanso en el espejo de su propia obsesión, no quiere ver otra cosa más que a sí misma.
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La única dignidad honorífica a la que aspiro en este mundo lleno de vanidad es a pertenecer a la secreta Orden de Caballería del Grano de Mostaza.
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