Dámaso Alonso tardó cuarenta años en terminar de escribir el libro La “Epístola moral a Fabio”, de Andrés Fernández de Andrada. Edición y estudio, publicado en 1978 en la benemérita Biblioteca Románica Hispánica, de la editorial Gredos. La semana pasada tuve la suerte de encontrar un ejemplar de dicha obra en una de las casetas de la Feria del Libro Antiguo del Paseo de Recoletos. ¡Qué tarde más bonita hacía para pasear por las calles de Madrid acompañado de un amigo, y cómo cae la lluvia ahora al otro lado de la ventana!
Dámaso Alonso es el mejor lector de la Epístola moral a Fabio, de Andrés Fernández de Andrada, y su obra no sólo es fruto de una labor de investigación concienzuda, sino también un testimonio elegantísimo de amor a la poesía, al estudio de los documentos del pasado y al trabajo bien hecho.
Dámaso Alonso coteja todos los manuscritos de la Epístola hallados hasta la fecha, ofrece argumentos sólidos para identificar al autor de la misma, e investiga sobre la vida de Andrés Fernández de Andrada (sin dejar de asomarse a las ramificaciones a que toda vida da lugar). No sólo expone los resultados de la pesquisa, sino que también cuenta el proceso de la misma, de tal forma que la lectura nos sumerge en una historia de investigación detectivesca (donde no faltan los descubrimientos de última hora que obligan a rehacer el trabajo previo), así como en un mundo fascinante de archivos, bibliotecas, manuscritos antiguos, legajos de papeles, documentos del siglo XVII (y nombres de gran solera, como los de los poetas del Siglo de Oro, y otros de personajes secundarios llenos de misterio, como Sir Thomas Phillipps, o el Duque de Gor), que hace las delicias del lector (y que yo tuve la oportunidad de saborear de la mano de Pablo Jauralde en los tiempos en que él andaba enfrascado en la escritura de la biografía de Francisco de Quevedo).
El libro incluye un capítulo dedicado al análisis del estilo del poema, en el que se pone en relación el ideal estilístico de la Epístola con el ideal vital que propugna, y que transmite el placer que producen la belleza, la concisión, la plenitud y la serenidad de los versos maravillosos de Andrés Fernández de Andrada. “La Epístola es un vaso de agua purísima que apuramos deliciosamente”, dice Dámaso Alonso. “Es como agua y de agua, como aire y de aire”.
Dámaso Alonso escribe sobre la Epístola moral a Fabio páginas de una belleza, de una lucidez y de una inteligencia sobresalientes: “Todo cayó en su sitio justo y con las palabras precisas y exactas que lo tenían que decir. No hay en toda la literatura española otro poema con estos rasgos de serenidad, de contención, de precisión, de felicidad conceptual y expresiva”.
Simone Weil escribió unas palabras que recuerdan a las de Dámaso Alonso, y que nos llevan a considerar que la Epístola moral a Fabio es un poema perfecto: “Cuando es posible explicar un poema diciendo que el poeta ha introducido una determinada palabra en un determinado lugar buscando producir este o aquel efecto, por ejemplo una rima consonante, o una aliteración, o cierta imagen, etc., entonces es que estamos ante un poema de segundo orden. De un poema perfecto no es posible decir nada, salvo que la palabra está colocada ahí donde está y que resulta absolutamente apropiado que esté ahí”.
De Andrés Fernández de Andrada se conservan tan sólo tres escritos: la Epístola moral a Fabio, un fragmento de un poema titulado “Silva a la toma de Larache”, y una carta familiar fechada el 15 de julio de 1596, sobre la toma de Cádiz a mano de los ingleses (episodio que da pie al arranque de la novela ejemplar La española inglesa, y al famoso soneto burlesco, también de Cervantes, “A la entrada del duque Medina Sidonia en Cádiz”), y escrita en Sanlúcar de Barrameda, en cuya defensa contra un posible ataque de los ingleses participa el entonces joven capitán Andrés Fernández de Andrada con el arcabuz en la mano.
La Epístola moral a Fabio constituye un canto a la amistad tal y como la entendían los antiguos, a quienes “la amistad les parecía el más feliz y más plenamente humano de los amores: coronación de la vida y escuela de virtudes” (C. S. Lewis).
Dámaso Alonso rinde un homenaje a la amistad que unió a Andrés Fernández de Andrada y al Fabio a quien se dirige la Epístola, identificando a éste como don Alonso Tello de Guzmán, pretendiente en corte, y contando la historia que lleva al poeta sevillano a acompañarlo en su viaje a América, a permanecer junto a él hasta la muerte del amigo en 1623 en San Luis de Potosí, y, finalmente, a morir él mismo en la indigencia en torno a 1648, en Huehuetoca (“en suma pobreza, de suerte que se enterró de limosna”, según palabras de su albacea).
“Acaso sea la Poesía la cima más extraordinaria del espíritu humano”, dice José María Álvarez en el prólogo a su traducción de los sonetos de Shakespeare. Acaso la Epístola moral a Fabio, de Andrés Fernández de Andrada, sea una de las cimas más extraordinarias de la Poesía. Dámaso Alonso escribió una obra admirable que le rinde un homenaje maravilloso, digno no sólo del autor de Poesía española y de Hijos de la ira, sino también del autor de la propia Epístola moral a Fabio.
Excelente artículo que me ha animado a leer este gran clásico de nuestra literatura. ¿Conoce la edición del mismo que ha publicado la Real Academia? Según se indica en la ficha del libro "El volumen incluye la edición anotada del texto de Dámaso Alonso, con su comentario sobre el autor, historia, contenido y estilo de la obra". ¿Será el mismo estudio que aquí reseña usted o quizás una versión abreviada? Muchas gracias.
ResponderEliminarEntiendo que la edición de la RAE coincidirá con la que en su día publicó a instancias de Francisco Rico la editorial Crítica, con estudio preliminar de Juan F. Alcina y Francisco Rico. Es la edición de Dámaso Alonso, pero no incluye el grueso de la obra que éste publicó en Gredos, sino tan sólo una parte del texto de Dámaso Alonso.
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