sábado, 4 de noviembre de 2023

Los ortodoxos de las dos botellas

En la Apologia pro vita sua, el cardenal John Henry Newman habla de los “ortodoxos de las dos botellas”. Los traductores Víctor García Ruiz y José Morales explican en una nota que dicha expresión hace referencia “a los eclesiásticos que, según se decía, tomaban brandy a la salud de “la Iglesia y el rey”, [o que] bebían dos botellas de vino al día como protesta contra los Puritanos”.

Imagino un club de “ortodoxos de las dos botellas” fundado hoy, en el que los ortodoxos serían chestertonianos, las dos botellas serían de jerez, y al que pertenecería, cómo no, Enrique García-Máiquez.


ESTO PERPETUA!


Dios quiere que en la bóveda celeste

brille la luz de todas las estrellas.

¡Brillemos, caballeros, igualmente

los ortodoxos de las dos botellas!


Como Dante Alighieri en el exilio

bajo la cándida bandera güelfa

y como Tomás Moro en el presidio

de Londres a la luz de su conciencia.


Brillemos, y brindemos, como Chesterton.

A falta de jerez, vale cerveza.

Brindemos, al morir, en nuestros féretros,


por el bien, la verdad y la belleza.

Y en el Cielo digamos sin rebozo:

Esto perpetua!”, como Samuel Johnson.


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